domingo, 15 de abril de 2012

Instalaciones sonoras

El hecho de que en las últimas décadas la "instalación" sea la práctica artística más generalizada en la creación contemporánea refleja, por una parte, la capacidad proteica que posee este medio para concretizar a cada momento la interdisciplinareidad ya formulada en las primeras vanguardias artísticas y, por otra, el alto grado de complejidad que el arte va asumiendo en tanto que plataforma para el conocimiento.

Las instalaciones se basan generalmente en la creación específica de entornos plurisensoriales, muchas veces objetuales, en los que la propia tridimensionalidad conduce a los artistas a conjugar o a poner el énfasis en aspectos como la dimensión espacial, el recorrido temporal o el carácter procesual e interactivo. Una instalación puede empeñarse tanto en transmitir una sensación como en narrar una historia... Todo es posible: sus propiedades escenográficas o su singular efecto de escultura expandida lo permiten de antemano con creces. Esta versatilidad, unida a la confluencia creativa de distintas tecnologías y medios artísticos, hace que antes que el mercado informático y audiovisual se apropiara comercialmente de la acepción "multimedia" conceptos como "instalación multimedia" fueran centrales en la constitución del media art.

De manera más específica, se denomina "instalación sonora" a aquellos trabajos artísticos en los que la dimensión acústica, o más propiamente "la sonoridad", no es un componente estético más en la confluencia de medios sino que es el elemento central o el eje y la base conceptual de la instalación.

Se considera que el término "instalación sonora" fue empleado por primera vez en 1967 por el músico y artista Max Neuhaus para llamar y definir al que fue su primer trabajo en esta dirección. La instalación, titulada Drive-in Music, se componía de ocho fuentes sonoras distintas situadas en la carretera de Lincoln Parkway (Búfalo, USA) que eran percibidas por los conductores en relación con su paso y su velocidad. Por otra parte, junto a esta creación, que representa bien a todas aquellas en las el sonido es el único protagonista, una instalación también primeriza que puede simbolizar a todas aquellas instalaciones sonoras que refuerzan su sentido de manera objetual fueRainforest de David Tudor. Su primera versión fue creada en 1968 con numerosos objetos emitiendo sus vibraciones amplificadas y colgando del techo, hasta la altura del oído, en una granero de una granja de Chocorua (New Hampshire, USA).

Unido al fenómeno de la "espacialización del sonido" como una de las características de la música contemporánea, así como en estrecha relación con la arquitectura y con los ambientes sonoros se encuentra como referente histórico el Poème electroniqueque el compositor Edgar Varèse concibió para el Pabellón Philips de la Exposición Universal de Bruselas en 1958. El pabellón, concebido por Le Corbusier y por el compositor y también arquitecto Iannis Xenakis, contemplaba 424 altavoces por los que, a modo de puntos de sonido, fluía por la arquitectura ondulante la composición de Varèse. Potencialmente, en esta creación - que también era un espectáculo de luz- se encuentra la ambición y los elementos técnicos y conceptuales que posteriormente muchos artistas han desarrollado de infinidad de maneras distintas con el apoyo de los avances de la audiotecnología.

Algunos de los autores que pueden servir de ejemplos de la evolución y de la variedad actual de las instalaciones sonoras son Alvin Lucier, Rolf Julius, Christina Kubisch ,Stephen Vitiello , Concha Jerez y José Iges , José Manuel Berenguer o José Antonio Orts. En estrecha relación con las instalaciones sonoras cabe considerar también a las creaciones de intención acústica que a primera vista, por su carácter formal y compacto, se suelen asociar más con el concepto tradicional de escultura y que por ello se denominan "esculturas sonoras". Éstas obras, a su vez, suelen relacionarse con la invención y construcción de instrumentos y con la performance musical. Destacadas históricamente en este campo fueron las célebres máquinas del escultor Jean Tinguelyy las creaciones de Harry Partch. Otros ejemplos variados y significativos se encuentran en artistas como Takis, Hugh Davies , Peter Vogel y Georges Azzaria.

Dos buenas introducciones a este amplio territorio de la creación pueden encontrarse en el catálogo y en el CD de la exposición comisariada en 1999 por José Iges con el significativo título El espacio del sonido. El tiempo de la mirada y en el estudio de Javier Ariza Las imágenes del sonido: una lectura plurisensorial en el arte del siglo XX

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